
El magnate brasileño Edir Macedo Bezerra logró penetrar en México con 39 templos de la Iglesia Universal del Reino de Dios, en los que modernos redentores ofrecen liberar del mal a sus feligreses
Frente al moderno redentor está un mar humano trémulo y dolorido. La fuerza del pastor radica en su credo neoevangélico, pero también en el cobijo del imperio corporativo que apela a la abatida autoestima de la grey.
Frente al moderno redentor está un mar humano trémulo y dolorido. La fuerza del pastor radica en su credo neoevangélico, pero también en el cobijo del imperio corporativo que apela a la abatida autoestima de la grey.
Para contrarrestar el suplicio, en el ritual cante, alabe, implore. Enarbole las fotografías o prendas de sus enfermos y con ello conjure al Mal. Naufrague en ese mar patético, como lo hacen miles de mexicanos cada día. Y después participe en la puja, seleccione entre la vasta gama de productos que le ofrecen: agua del Jordán, biblias, aceite del huerto de Getsemaní, jirones de la túnica de Jesús, sermones en CD... En tres palabras, si puede, Pare de Sufrir.
Son casi dos horas de ceremonia religiosa, cuya parte esencial es la recolección del diezmo, donde lo más espectacular cuando la hay es la subasta que ayudará a cubrir el "costoso" programa de televisión nocturno donde se difunde el credo para un extenso "mercado religioso".
Bajo el estilizado emblema corporativo rojo en forma de corazón, en cuyo fondo aparece calada una paloma en vuelo, los prodigios del religious franchising manan, a semejanza de los productos propios de la globalización.
En 80 países está presente la Iglesia Universal del Reino de Dios y en México tiene 39 sucursales, con su equipo de pastores importados de Brasil bajo el mando de su líder Edir Macedo Bezerra, magnate que desde 1986 (y en México desde 1991) hizo florecer su imperio con una gama de opciones espirituales que lo han llevado, en menos de 20 años, a convertir un pequeño local alquilado en "la más grande multinacional brasileña".
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