
Sin penitencia
Sacerdote acusado se libra de la justicia en México y Estados Unidos
Por BROOKS EGERTON y BRENDAN M. CASE / The Dallas Morning News
El obispo mexicano tenía problemas entre su gente. Un agresor casi asesina a uno de sus sacerdotes cuya mala conducta sexual era bien conocida para el obispo. Y ahora los pobladores relataban a la policía acerca de los muchos jóvenes que visitaban la residencia parroquial del sacerdote.
El obispo estadounidense tenía otro problema: una falta de sacerdotes de habla hispana para servir a una creciente población inmigrante.
Y así, en 1987, el reverendo Nicolás Aguilar tuvo la oportunidad de comenzar de nuevo en el Sur de California. Sólo nueve meses más tarde, el padre Aguilar se desplazó nuevamente, dejando atrás uno de los más grandes casos de abuso sexual de menores de la Arquidiócesis de Los Ángeles. Otra vez, el escándalo se controló cuando el sacerdote salió del país.
La historia de la travesía internacional del padre Aguilar encaja con un patrón que los líderes de la Iglesia Católica Romana han repetido alrededor del mundo, según los resultados de una investigación de un año de The Dallas Morning News.
En este caso, los dos obispos se han convertido en prominentes figuras de la jerarquía global católica. Uno de ellos, Norberto Rivera, es ahora cardenal de la Ciudad de México y uno de los hombres más poderosos de su país. El otro, el cardenal de Los Ángeles Roger Mahony, encabeza la diócesis más grande de los Estados Unidos.
El padre Aguilar es más que un secreto en el closet de la iglesia. Después de esquivar cargos penales en California, donde la policía dijo que había abusado de al menos 26 niños, él fue acusado formalmente de abuso en 1997 en México. Él permaneció en el ministerio durante el juicio, con apoyo de la iglesia, aun después de ser encontrado culpable el año pasado. Recientemente, evitó una sanción en base a un tecnicismo, dijo un juez mexicano.
El cardenal Rivera no respondió a peticiones por escrito del Morning News acerca de información sobre el sacerdote. Cuando se le abordó recientemente después de una misa sobre lo que ha pasado con el padre Aguilar desde su regreso a México, el cardinal dijo que: "Lo ignoro absolutamente".
El cardenal Mahony declinó ser entrevistado. Su vocero, Tod Tamberg, no respondió a la mayoría de las preguntas del Morning News , aunque afirmó que Aguilar había sido aceptado en Los Ángeles después que el cardenal Rivera escribió que el sacerdote quería trasladarse ahí "por razones familiares y de salud".
El padre Aguilar, negó todos los cargos.
"Dios sabe que todo es una calumnia para destruirme", dijo el sacerdote de 62 años, al Dallas Morning News en una breve entrevista en un juzgado en Tehuacán, a 150 millas al sureste de Ciudad de México.
Numerosos documentos y entrevistas con ex feligreses sugieren lo contrario.
En un barrio pobre de Tehuacán, Catalina Cortez recordaba cómo permitió que su hijo de 11 años visitara la casa del padre Aguilar los sábados por la tarde, en 1997, para prepararse para la primera comunión.
Ella no sabía nada sobre la desaparición hacía 10 años del sacerdote de Los Ángeles entre alegatos de abuso sexual.
"Este Aguilar venía a nuestra casa y pedía que los niños fueran con él a dormir ahí", dijo Cortez, cuyo hijo fue uno de los cuatro niños que denunciaron supuestos abusos a la policía. "Yo traté de respetar lo que quería, porque él era un sacerdote y yo soy una persona cualquiera".
'No te acerques a Aguilar'
Laicos, desde seminaristas, feligreses, hasta la policía, se han quejado por mucho tiempo sobre el padre Aguilar.
Los señalamientos de abuso sexual contra el padre Aguilar comenzaron a surgir en los años 70, de acuerdo con Jorge Cadena, un ex estudiante de preparatoria del seminario de Tehuacán. Él dijo que un compañero de clase le contó que el padre Aguilar lo había atacado.
"Todo el mundo sabía que mejor no te acercabas a Aguilar", dijo Cadena, quien es ahora profesor de ingeniería en una escuela técnica cercana. "Pero cuando me quejé con los sacerdotes a cargo, me botaron de la escuela".
En 1986, o principios de 1987, cuando el padre Aguilar estaba dirigiendo una parroquia en Cuacnopalan, cerca de Tehuacán, alguien intentó asesinarlo. Un sábado por la noche, un lugareño lo halló en la residencia de la iglesia en un charco de sangre.
Él fue agredido con un garrote o herido con una botella o recibió un balazo, dependiendo del relato. No existen registros públicos del delito, que quedó sin resolverse. Las autoridades dijeron que el padre Aguilar no quería entablar una acción judicial.
Miguel Pérez, un vecino de la iglesia que era el comisario local en ese entonces, dijo que ayudó en la investigación y sospechaba que el padre Aguilar había sido atacado por uno o más de sus invitados.
"Los fines de semana, el cura siempre tenía visitantes, jóvenes y adolescentes que ahí pasaban la noche", dijo Pérez, quien vive todavía frente a la iglesia.
El padre Aguilar dijo que el ataque fue resultado de una disputa de tierras que involucraba un lote junto a la iglesia. Sus vecinos, insistió, "dijeron que nunca me iban a dejar en paz".
Nuevo trabajo en el este de Los Ángeles
En abril de 1987, como resultado de discusiones sobre el padre Aguilar entre Tehuacán y Los Ángeles, el sacerdote fue transferido a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe al este de Los Ángeles. Y casi dos meses después, él fue nuevamente transferido, a St. Agatha en el sur-centro de Los Ángeles.
El vocero del cardenal Mahony no respondió a preguntas sobre la razón del traslado.
El padre Aguilar mantuvo lazos con las familias de la primera parroquia. Para diciembre de 1987, dos monaguillos de ese templo le habían contado a su madre que el sacerdote Aguilar los había tocado.
Ella se comunicó con el sacerdote en jefe de la parroquia. Él le rogó que se quedara callada, dijo. El sacerdote en jefe también alertó al jefe de personal sacerdotal de la arquidiócesis, el monseñor Thomas Curry.
Mientras tanto, el esposo de la mujer se contactó con otra pareja a quien el padre Aguilar había ofrecido su amistad. Pronto, sus hijos también dijeron que habían sido víctimas de abuso.
En un fin de semana en enero de 1988, su madre llamó a la escuela parroquial, cuyo director notificó a la policía el siguiente lunes por la mañana.
Fue demasiado tarde. Monseñor Curry quien es ahora obispo y aún trabaja para el cardenal Mahony había informado al padre Aguilar sobre los alegatos por lo menos dos días antes y lo había suspendido.
El padre Aguilar había dicho al monseñor Curry que regresaría a México, de acuerdo con reportes policiales. El monseñor no alertó a las autoridades sobre los planes del sacerdote. Mientras tanto, el padre Aguilar le pidió a un familiar que lo llevara en coche hasta Tijuana.
Después, la hermana Judith Murphy, una monja que fue abogada del cardenal Mahony por 17 años, rehusó los pedidos de la policía de los registros de la iglesia.
"Mi mayor problema fue la obstrucción de la Iglesia Católica", dijo Gary Lyon, quien fue detective principal del caso Aguilar, pero ahora ya jubilado.
Janice Maurizi, un fiscal de Los Ángeles agregó, "la arquidiócesis facilitó su huida".
No se han presentado cargos penales acusando a alguien de encubrimiento en este o cualquier otro caso de abuso en Los Ángeles. Sin embargo, la oficina del fiscal de distrito está investigando la posible "culpabilidad penal de alguien en la jerarquía de la arquidiócesis", que se encargó de las acusaciones de abuso, dijo el fiscal William Hodgman, quien dirige la investigación.
El vocero del cardenal Mahony declinó a dar una respuesta sobre los señalamientos de las autoridades.
La búsqueda de parientes
Luego de que el padre Aguilar dejó Los Ángeles en 1988, el cardenal Mahony escribió al cardenal Rivera, pidiéndole cooperar con los detectives. El cardenal Mahony describió su pedido como "tan urgente", aunque había esperado dos meses para enviar la misiva.
"Es casi imposible determinar precisamente el número de jóvenes acólitos que él ha molestado sexualmente, pero el número es grande", escribió el cardenal Mahony. "Es necesario que este sacerdote esté detenido y regresado aquí a Los Ángeles para sufrir las consecuencias de sus acciones tan inmorales".
El cardenal Rivera brindó los nombres de los padres y el pueblo natal del padre Aguilar. Él también señaló a su contraparte estadounidense en Cuacnopalan, escena del anterior misterioso ataque al sacerdote.
"Usted comprenderá que no estoy en la posibilidad de localizarlo y mucho menos de poderlo enviar por la fuerza a que comparezca en los tribunales", escribió el cardenal Rivera, en una carta fechada el 17 de marzo de 1988. "Puedo informarle que el padre estuvo por más de 10 años en la parroquia de San Sebastián Cuacnopalan, y sin duda alguna la policía ahí puede encontrar mucha información".
El cardenal Rivera también recordó al cardenal Mahony que él le había dado, cuando envió al padre Aguilar a Los Ángeles, "un resumen de la problemática homosexual del padre". (vea el texto completo de las cartas en http://www.dallasnews.com/)
Ese término es "una clave del haber sido sorprendido con jóvenes", dijo el reverendo Thomas Doyle, un ex funcionario de la embajada del Vaticano en Estados Unidos, que ha revisado muchos archivos de personal de clérigos pederastas. Él dijo que altos líderes eclesiásticos generalmente no consideran la homosexualidad adulta consensual como un problema, a pesar de sus declaraciones públicas de lo contrario.
El cardenal Mahony escribió al cardenal Rivera, diciendo que "no admitimos ningún sacerdote aquí con cualquier problema homosexual". Dijo que nunca había recibido la advertencia y le pidió que la enviara nuevamente. El cardinal Rivera no lo hizo así, de acuerdo con la oficina del cardenal Mahony.
El cardenal Rivera no respondió a la petición del Morning News de una copia de la advertencia.
Las cartas que obtuvo el Morning News provienen del archivo criminal de Los Ángeles a través de una petición hecha por el periódico bajo la ley de documentos públicos.
Los casos no van a ninguna parte
Para cuando los obispos mantenían correspondencia en 1988, detectives de Los Ángeles estaban dando fin a su investigación.
La oficina del fiscal de distrito, no viendo alguna señal de que la iglesia iba a devolver al sacerdote y con el temor de que no fuera extraditado, presentó sus 10 casos más fuertes a juicio en México. (El sistema jurídico de ese país permite que ciudadanos mexicanos sean juzgados en el país por delitos cometidos en el exterior.)
Los casos no llegaron a ningún lado.
Enrique Zepeda, el abogado principal del consulado de México en Los Ángeles, dijo que la policía de Los Ángeles no presentó ninguna evidencia de que el sospechoso era de México, y que era requerido legalmente. Asimismo, ninguna evidencia demostró que el padre Aguilar era sacerdote, dijo Zepeda, quien no manejó el caso en ese momento. Él y sus jefes de la oficina de la Procuraduría General de México no divulgarían los documentos.
Sin embargo, expedientes de la iglesia mexicana que estaban a la mano revelaron que el padre Aguilar nació en México y fue ordenado al sacerdocio ahí, y que ha pasado la mayoría de su vida adulta en misiones sacerdotales en ese país.
La policía de Los Ángeles dice que las autoridades mexicanas jamás se mostraron preocupadas por verificar la nacionalidad o estatus sacerdotal del padre Aguilar. Los mexicanos normalmente obtienen estos documentos por si mismos, manifestó el detective Fernando González, quien forma parte de la unidad de enjuiciamiento extranjero y quien colaboró en el caso de Aguilar.
Los expedientes de la unidad indican que las autoridades mexicanas solicitaron las actas de nacimiento de los acusantes, las cuales se les facilitaron rápidamente en cada ocasión y los cuales reportaron extraviadas en al menos una ocasión.
En 1995, los procuradores mexicanos finalmente le presentaron el caso a un juez, quien lo desestimó sosteniendo que era demasiado antiguo como para procesarlo. "No sé qué pasó en México", dijo el detective González. "No te podría decir si se planeo o si sólo sucedió".
Maurizi, quien supervisa enjuiciamientos en México para el Fiscal de Los Ángeles, dijo que se quejó en repetidas ocasiones al predecesor de Zepeda. Hace cerca de dos años, finalmente logró que admitiera lo que había sucedido, dijo.
"El sistema jamás enjuiciaría a un sacerdote", dijo el predecesor Jorge García-Villalobos, según Maurizi.
García-Villalobos, quien ahora trabaja en el sector privado en la Ciudad de México, dijo que sólo estaba señalando que enjuiciar a un sacerdote sería difícil en cualquier país, y no se diga México, donde existe una mayoría católica. Sin embargo, él sostuvo que jamás dijo que sería imposible hacerlo.
Tras ser instado por Maurizi, García-Villalobos recomendó una indagación federal sobre la razón por la cual las acusaciones no habían sido procesadas con mayor rapidez y si existía la posibilidad de que el sacerdote haya cometido más delitos en México. Él y Zepeda no saben en qué acabaron las recomendaciones.
La aparente falta en procesar el caso Aguilar agresivamente es poco usual. Las autoridades en ambos lados de la frontera dicen que casi todos los enjuiciamientos extranjeros en México culminan en condenas.
El único caso parecido que el Morning News pudo encontrar de otro sacerdote quien debía ser enjuiciado en México por acusaciones de abuso sexual a un menor en California también se demoró años y finalmente fue desestimado por ser demasiado antiguo.
La historia del niño que huyó
En 1995, el año en que el caso fue desestimado, el directorio de la iglesia indicaba que el padre Aguilar servía en una parroquia de la Ciudad de México. La arquidiócesis también obtuvo un nuevo líder ese año: el cardenal Rivera.
Sin embargo, para 1997, el padre Aguilar se encontraba de regreso en su diócesis originaria de Tehuacán, trabajando en la periferia de la ciudad. Su base era la capilla de San Vicente Ferrer, un modesto edificio de concreto en la parroquia de San Nicolás Tolentino.
Un día, un niño de 12 años quien estaba activo en la parroquia huyó de su casa. Sus padres lo hallaron en la casa de un pariente a 75 millas de distancia, donde había llegado por autobús acompañado por un amigo de 14 años.
El hijo le dijo a su padre la razón por la cual había huido: el padre Aguilar había abusado de él por meses, según la declaración que el niño le dio la policía. Pronto, su amigo y otros dos muchachos indicaron que el padre Aguilar también había abusado de ellos.
"Sentí que alguien me había echado agua hirviendo cuando supe de eso", dijo María de Jesús González, madre del niño de 12 años.
El padre Aguilar había escogido a su hijo como el líder de un grupo que estudiaba el catecismo. El sacerdote colmaba al niño de atenciones, y a menudo le pedía que se quedara después que los otros chicos habían marchado, según reportes de la policía.
"El padre Nicolás me decía que lo que hacía con él era normal, entre hombres", le dijo el niño a la policía en una declaración obtenida por el Morning News.
El sacerdote también amenazó con matar a la madre o el hermano menor del niño si él le contaba del abuso a alguien, según documentos de la corte y entrevistas.
González llevó resueltamente a los chicos a la estación de policías para que dieran declaraciones tras enterarse de las acusaciones. Ella repitió esas afirmaciones en una entrevista de radio. Y "la gente aquí me dijo que me iban a linchar por haber denunciado a un sacerdote", dijo.
Ella no desistió, y el caso prosiguió. En 2003, seis años después de que se presentaron las quejas iniciales, el juez estatal Carlos Ramírez declaró al padre Aguilar culpable de una acusación de delito menor de abuso basado en las acusaciones de un menor de 14 años.
El juez Ramírez condenó al padre Aguilar a un año en prisión, pero el sacerdote mantuvo su libertad bajo fianza mientras apelaba la decisión ante un tribunal federal. Los jueces federales hace poco confirmaron la condena, pero le perdonaron la sanción, sosteniendo que el delito era demasiado antiguo, dijo el juez Ramírez la semana pasada.
Sin embargo, fue el mismo padre Aguilar quien demoró el caso, dijo el juez, puesto que esperó cuatro años para comparecer ante el tribunal y responder a las acusaciones.
Anteriormente, el juez Ramírez había retirado el cargo de delito grave por corrupción de menores en contra del padre Aguilar, un cargo que habría conllevado una condena más larga.
"Los exámenes psicológicos de las supuestas víctimas no mostraron señales de abuso sexual", dijo.
Sin embargo, eso no fue lo que la psicóloga de la policía, Bibiana Rojas, escribió en su reporte, cuya copia obra en poder del Morning News. Tras interrogar al hijo de González el 20 de diciembre de 1997, Rojas determinó que "secuelas de experiencias traumáticas severas de índole sexual" estaban presentes.
El juez Ramírez dijo que los agentes del ministerio público nunca le entregaron el reporte. El investigador a cargo del caso no pudo ser entrevistado.
Los cuatro niños no fueron las únicas víctimas, dijo González. Ella dijo que habló con una docena de madres que le pidieron que retirara las acusaciones en contra del padre Aguilar, aún después de contarle que sus propios hijos habían sido abusados.
Un funcionario de la diócesis de Tehuacán dijo que el padre Aguilar había abusado a unos 60 niños, según González. Ella dijo que el reverendo Teodoro Lima le dijo esto al explicarle porqué la iglesia no le podía pagar el costo de tratamiento psicológico de su hijo.
El padre Lima, abordado por el Morning News, dijo que no recuerda esa conversación y declaró que el padre Aguilar nunca regresó a Tehuacán después de irse a California.
Las quejas llegan a Fox
El cardenal Rivera, ahora la figura más prominente de la Iglesia Católica en México, ha mandado señales conflictivas en cuanto al abuso sexual.
En el 2002, cuando varios obispos prominentes criticaron sugerencias de que la iglesia debería entregar sacerdotes acusados a la policía, el cardenal los regañó: "Cuando suceden estos abusos criminales, dentro o fuera de la iglesia, por supuesto que deben ser denunciados a las autoridades correspondientes y se debe hacer justicia". Esa declaración se dio en un sermón televisado.
Pero él también le dijo a la publicación católica italiana 30 Giorni en el 2002 que "según yo sé, no se ha documentado ningún reporte" a las autoridades mexicanas sobre algún sacerdote que abuse sexualmente de niños.
Mientras tanto, las protestas sobre el caso Aguilar han llegado hasta el presidente mexicano Vicente Fox.
En una carta al presidente fechada en julio de 2003, la senadora federal, Dianne Feinstein, Demócrata de California, se quejó que el sacerdote había quedado libre por que "los procuradores mexicanos no presentaron el caso a tiempo para que fuera enjuiciado".
El caso del padre Aguilar fue uno de los varios que ella mencionó como evidencia de que México no estaba rastreando agresivamente a personas acusadas de cruzar la frontera, huyendo, tras cometer delitos en California. Fox jamás respondió, manifestó la oficina de Feinstein. Los asesores de Fox no respondieron a las peticiones de The Dallas Morning News de que comentaran al respecto.
En Los Ángeles, el cardenal Mahony se representa como un reformador que no tolera los abusos sexuales. Demandas civiles en proceso, las cuales él disputa, sostienen que él encubrió abusos por parte de varios sacerdotes y otros religiosos.
Unos 250 clérigos han sido acusados de tocar sexualmente a menores en la Arquidiócesis de Los Ángeles en los pasados 75 años, aunque muchos han sido dados a conocer en público solo en el último año.
"Lo extraordinario del caso de Aguilar es que muestra lo dramático que es el movimiento de abusadores sexuales, dentro de la iglesia católica, dijo Raymond Boucher, cuyo bufete de abogados representa a tres de las presuntas víctimas del Padre Aguilar y a cientos de otros denunciantes " "harán lo que sea legal o no para proteger a los sacerdotes"
Mahony maniobra en los juzgados para que los archivos de personal religioso no llegue a manos de fiscales y abogados de los quejosos, argumentando el derecho a la privacidad.
"Su resistencia ha hecho 'poco para mejorar la reputación de la iglesia en los Estados Unidos en cuanto a transparencia y cooperación'", de acuerdo con un reporte reciente sobre las diócesis americanas comisionado por los obispos estadounidenses.
Repercusiones
El recuerdo del padre Aguilar aún atormenta a los cuatro niños de Tehuacán quienes lo acusan de abuso.
Hace poco se le permitió a uno que se mudara de nuevo a la casa de sus padres bajo la condición de que jamás hablara del abuso. Otro, ahora de 21 años, emigró ilegalmente a Carolina del Norte. El hijo de Catalina Cortez se mudó a Guadalajara.
El hijo de González también se ha marchado, después de sufrir de demasiadas burlas de niños y residentes del pueblo. Él ahora tiene 19 años, y su madre dice que conoce su paradero exacto.
"Todo el caso ha sido bastante olvidado por aquí", dijo. "Pero nuestro hijo no va a olvidar. Y nosotros tampoco".
En cuanto a Aguilar, él ha trabajado en al menos cinco diócesis mexicanas después de partir de Los Ángeles. Mientras el caso de Tehuacán estaba pendiente, él volvió a sus deberes parroquiales en la Ciudad de México bajo el cardenal Rivera antes de mudarse a un puesto en la catedral de la diócesis de Ciudad Lázaro Cárdenas, según documentos y entrevistas.
En años recientes, el padre Aguilar también ha trabajado extraoficialmente en las diócesis de Puebla y Cuernavaca.
"Algunos de mis colegas sacerdotes me han ofrecido la caridad de dejarme vivir con ellos", dijo, agregando que aún pertenece formalmente a la diócesis de Tehuacán.
"No paso mucho tempo en un solo lugar".
El reportero Brooks Egerton reportó desde el sur de California y Dallas; el reportero Brendan M. Case reportó desde la Ciudad de México y el estado cercano de Puebla. El asistente de noticias Javier García contribuyó a este reportaje.
Con ayuda de líderes eclesiásticos, Nicolás Rivera ha escapado a cargos de abuso sexual
"Al Día", martes 22 de junio, página 1-A
Sacerdote por encima de la ley
Por BROOKS EGERTON y BRENDAN M. CASE / The Dallas Morning News
Líderes eclesiásticos de ambos lados de la frontera México-Estados Unidos han ayudado al reverendo Nicolás Aguilar a escapar de los cargos de abuso sexual de menores. El sistema judicial mexicano también ha jugado un papel en el asunto. A continuación, algunos eventos claves en la historia del padre Aguilar, que niega cualquier acto indebido. Todos estos lugares, salvo Los Ángeles, se encuentran en México.
1976: El padre Aguilar se convierte en el sacerdote de la Parroquia de San Sebastián en Cuacnopalan.
1986: Él es brutalmente golpeado en una residencia parroquial. La policía sospecha de uno o más de los muchos jóvenes visitantes del rectorado, pero el sacerdote pide que el caso no vaya a juicio.
1987: El padre Aguilar es transferido a la Arquidiócesis de Los Ángeles por el obispo de Tehuacán, Norberto Rivera. Él trabaja en dos parroquias y abusa al menos de 26 muchachos en nueve meses, concluye posteriormente la policía.
1988: El padre Aguilar huye a México. Él le dice a las autoridades de la Arquidiócesis de Los Ángeles que se está yendo, pero ellos no alertan a la policía. El cardenal de Los Ángeles, Roger Mahony y el obispo Rivera, intercambian cartas sobre el escándalo. Autoridades de Los Ángeles refieren sus casos a juicio en México, donde las autoridades los dejan dilatar.
1995: El sacerdote trabaja en Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la ciudad de México. El obispo Rivera se convierte en cardenal de la arquidiócesis. Un juez mexicano desecha los casos de Los Ángeles por ser muy antiguos.
1997: El padre Aguilar trabaja en la parroquia de San Nicolás Tolentino en Tehuacán. Un caso penal comienza luego de que cuatro muchachos le dicen a la policía que él abusó sexualmente de ellos.
1999: El padre Aguilar trabaja en San Miguel Arcángel, ciudad de México.
2000-01: El sacerdote trabaja en la catedral de la Diócesis de Ciudad Lázaro Cárdenas.
2003: El padre Aguilar es condenado por un cargo menor de abuso sexual en los casos de 1997; él sigue libre mientras su condena es apelada. Otros cargos han sido desestimados.
2004: Una corte defiende la condena pero decide que el delito es muy antiguo para sancionarlo. El padre Aguilar celebra misa ocasionalmente en la Arquidiócesis de Puebla y la Diócesis de Cuernavaca.
"Al Día", martes 22 de junio, página 10-A
FUENTES: Investigación de The Dallas Morning News; documentos judiciales mexicanos; documentos de la Iglesia Católica.
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